lunes, octubre 16, 2006

La nueva nobleza: famosos de quita y pon

Bueno, hoy es lunes y toca un nuevo post, la desgana a la hora de postear me está empezando a poder y no veo nada que me motive a seguir, así que no sé si seguiré mucho más.

Respecto al título, quería referirme a un fenómeno social que va tomando forma y es la similitud entre la actitud y formas de vivir que tienen los famosos y la actitud y forma de vivir de la antigua aristocracia asociada a los siglos XVII, XVIII e incluso XIX (dejando de lado en el término famoso actual a los que hoy en día ya tienen título nobiliario).

¿Y cuáles son estas similitudes?. Para empezar, son un exponente de la moda y su máximo representante, los diseñadores lo saben y ellos lo saben. Por eso para ellos es tan importante estar bien vestidos y en algunas revistas poco menos que se le pide que no desentonen en lo más mínimo, como si su condición hiciera que un chándal o unas chanclas fuera antiestético y prohibido, tal como pasaba con la aristocracia y la importancia de los pomposos trajes.


Otra similitud (salvando las circunstancias de valor y tiempo) es la cantidad de dinero que manejan. La aristocracia en un primer lugar y la burguesía a posteriori representaban la riqueza y el ocio (esto más si cabe en el caso de la aristocracia). Los famosillos del corazón cobran ¡millones! y millones de las antiguas pesetas por contar sus penas y sus líos de cama. Por supuesto, la palabra "trabajo" es algo difuso y confuso para ellos, tal vez un recuerdo de otra vida anterior (a hacerse famoso).

Por último, la sensación que dan a la sociedad en conjunto, sobre todo a la masa de la "clase media", es que son seres con roles superiores al resto. Por ejemplo: si yo digo que "África vive en la extrema pobreza y hay que hacer algo" me puedo encontrar con miradas de "¿no me digas?" en el más puro sentido irónico. Sin embargo si lo dice un famosillo la respuesta es "tiene razón, ¿eh?". Y por último si lo dice el Presidente de EEUU ya se dice "¡Bush ha confirmado que África es pobre!". Pues vale, mi opinión vale menos y no por mi inteligencia, sino por mi status social.

Sin ánimo de ofender a las personas que son famosas por su trabajo, tengo que decir que todos los famosillos y famosoides no solo son desechos sociales, sino que la sociedad le da con su audiencia televisiva más importancia de la que se merecen.